Cómo pudiste caminar erguido?, llevarme con los ojos vendados a la salida? Sabías que lo había visto, que lo sentia, pero igual seguiste caminando. Me quedé al lado tuyo para probarte, y para probarme. Quise confiar en lo que todos me decían que yo nunca hacía. Y me quedé ahi, allá, me quedé esperando, sabiendo que no ibas a volver, pero queriendo que lo hicieras. Quería estar equivocada con cada fibra de mi cuerpo. Miraba ese plato lleno y la mesa vacía y esperaba en vano, esperanzada como una criatura, que de repente entraras por la puerta y me hicieras sonreir. Miraba el techo y pensaba en las montañas, los anhelos que nunca iban a ser y que me llevaron tan lejos para confirmarlo. Nunca me besaste. Nunca me besaste como dijiste que querías. Sentí el espacio vacío en el medio del pecho y en el interior de los brazos, la ausencia, el vacío, de ese abrazo que nunca llegó. Me escapé de mi mente debajo de la tormenta, sentí verguenza, tirada, vacía, sentada en esa cama extraña sabiendo que nadie me quería. Sentí que te perdía antes de siquiera dejar de verte. Pero no quería verlo. Recordé los viejos momentos juntos, tus manos sosteniendo las mías, tus caricias tan primeras, el miedo que me dabas, y las sonrisas. Recuerdo vividamente la estúpida alegría de creer que te hacía bien. Recuerdo cuando te dejaba mi saco de huesos tirado en la cama, divagando perdido ante tu sonrisa paciente, todavía percibo tus caricias en mis huesos. Yo confié en vos. Confié en vos. Quién iba a saber que todo era mentira. Por qué ibas a querer romper algo que ya estaba desarmado. Me miro y sé que probablemente no era lo que querías, así como me miro, y sé que no hiciste nda por enmendarlo. Corriste de mi. Y corrés de vos. Casi como si quisieras que nunca hubiese pasado. Sabiendo que eso nunca va a ser así. Cómo está tu vida? Estás enojado? Por qué no me contestás? Miles de preguntas a algo que nunca voy a poder ver completo. Mis manos perdieron tus manos y no tuve dónde ir. Qué hiciste con las fotos? Qué hiciste con los recuerdos? Cómo hacés para seguir? Recuerdo todo, cada lugar, y cada secreto. No cabe espacio en mi mente para poder borrar lo que viví. Por qué te signifiqué tan poco. Acaso me extrañas de momentos? Es eso lo que duele, saber que no te valí nda. Saber que tomaste retazos de mi para dejarlos caer. Retazos recogidos uno a uno del frío del piso dónde estaban, todo para volver a caer y volver a magullar. Me miro, te miro, y yo sí se lo que perdí. Que loco es decir, saber después de todo el sentir... que te extraño, te extraño más de lo que podés llegar a esperar. Te extraño en mis palabras, te extraño en la ausencia de tu cariño, extraño los hilos de tu sweater y hasta tu particular tono de voz. Te extraño y se que vos no.
9 de junio de 2011
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